A la llegada al Santuario de la Virgen de Aránzazu, patrona de la provincia de Guipúzcoa por su aparición en 1469, destaca de forma clara la reconstrucción de la basílica.
Un campanario de 44 metros de altura junto a dos torres menores de la fachada delimitan la arquitectura.
Jorge Oteiza se encargó de la fachada. Sus tallas de piedra caliza en forma de punta de diamante aluden al espino. Recordar que arantzazu significa abundancia de espino y es entre estos espinos donde se supone que apareció la virgen.
Otra de las esculturas que destacan son los 14 apóstoles con los que Oteiza quiso aludir a los remeros de una trainera.
Vista del interior de la basílica donde destaca su ábside, decorado por Lucio Muñoz, con la virgen sobre el altar. Algunos lo llaman "la Capilla Sixtina del siglo XX".
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